Texto realizado para el Centro Cultural Néstor Kirchner.
María Elena Walsh tiene la costumbre de nacer cada 1º de febrero y nos preguntamos ¿para qué vuelve a nacer si siempre está viva? ¿será, tal vez, para que festejemos su cumpleaños?
Lo cierto es que la juglaresa moderna, vuelve a nosotros con sus ojos irlandeses y su extraordinaria imaginación, para recordarnos a los que vivimos en “el país del nomeacuerdo» cómo seguir sosteniendo la Cultura Argentina con igualdad, multiculturalidad.
Ella lo está diciendo porque fue capaz de una fusión única y creativa para volver populares al Arroyo Maldonado, los trenes de Ramos Mejía a la Capital, con los limericks, la copla arcaica norteña, el lunfardo rioplatense y el absurdo literario, para dejarnos una obra estremecedora.
Su producción artística no solo crea una nueva cultura de las infancias, sin estereotipos ni tonteras, sino que establece con sus cuentos, poemas y canciones un puente, vínculo entrañable ENTRE grandes y chicos que termina con las duplas binarias para dibujar un camino de belleza e ironía que nos describe, nos ve, nos mira, nos abriga y pregunta como Nación, pueblo, país.
Enamorada del lenguaje, la nieta de Lewis Carroll -como gustaba llamarse- ama el aparente sin sentido, busca hacer aparecer la vida palpitante que trasciende los vínculos de la lógica formal manifestando que el tiempo no nos pertenece y mostrando las estrecheses de una mirada de época, de un discurso homogéneo. Se anima al disparate, a lo inverosímil, a mirar con los ojos de los primeros años de vida, a tomar la metáfora al pie de la letra, extraviar la acción y plantear la situación imposible, los acertijos de la imaginación.
De este modo, la cantante crea letras y vocablos, da vida a reinas sin poder y poca monta y todo adquiere magia en su mundo poético: la naranja, la geometría, el juego y la libertad. Así crea entrañables personajes que atraviesan situaciones asombrosas y pasan a construir la banda sonora de nuestra existencia. Desde un tiempo libre y enriquecedor nacen Osias, Manuelita, la Reina Batata, el Mono Liso y tantos otros que vienen a demostrar que los universos imposibles existen en todas las generaciones y en todas las edades.
¿Hasta dónde extenderá nuestra compositora la significación para alcanzar el sentido? Lo hará creando textos refrescantes, llenos de tensiones, épica y emociones, en los cuales el dilema y la paradoja, lo insólito y lo inesperado se vuelven “nuestros» arrebatándolos del cliché y la subestimación de las infancias. El sustantivo se vuelve verbo cuando «la batata se abatató» y cuando un gato puede ser un michifuz o un género folklórico.
A esta altura de la experiencia, la cantautora recupera y rescata la poesía de tradición oral y la copla con Leda Valladares o los romances de siglos olvidados en las canciones de Maricastaña. Incursiona en el mundo teatral con Canciones para mirar y Doña Disparate y Bambuco. Más tarde creará programas de Televisión con la belleza y la franqueza que ese medio no suele transitar y nos dará para siempre una colección de ediciones que podemos acariciar como un tesoro nacional: cuentos, novelas, libros inolvidables como Tutú Maramba, El Reino del Revés, Chaucha y Palito, Cuentopos del Gululu, Fallan Kifki, Manuelita ¿dónde vas? a modo de inventario incompleto .
Como muchos de sus personajes viajó y vivió en distintas partes del mundo, sufrió exilios y prohibiciones y en los años 60 fue una de las grandes artistas que introdujo el Café Concert y la nueva canción argentina.
Apostó y reivindicó la dignidad de los pobres, la situación de las mujeres y de las nueces, y así pidió sábana y mantel para todos, una ventana para La Juana y un amor sin desencuentros para Juan Poquito.
Se constituyó en una voz potente para poner a la dictadura militar ante los ojos del mundo y así Canción de caminantes, Oración a la Justicia, El buen modo, Canción de cuna para un gobernante y sobre todo Como la cigarra se fueron convirtiendo en paradigma de la lucha de los argentinos, Madres y Abuelas en el largo y circular camino de condenar en Juicio a los represores y sostener la búsqueda de la Memoria, Verdad y Justicia como estandarte de los Derechos Humanos.
Su suavidad y melancolía combinada con un humor revelador nos regalaron obras como Barco Quieto, El 45, Los ejecutivos, Las estatuas y sus novelas Fantasmas en el Parque y Novios de antaño.
Fue feminista, se expresó contra la pena de muerte, tránsito todos los géneros musicales y es reconocida como amiga y cómplice de una generación extraordinaria de artistas donde reina la calidad, el riesgo y la aventura de la mejor música popular de nuestro tiempo.
Sus creaciones son itinerario de la historia argentina, de la sensibilidad, la potencia del detalle, la vitalidad del juego y la originalidad musical.
Luchó contra la muerte y abrazó su tiempo de vivir como una experiencia luminosa. Desde su primer libro Otoño Imperdonable a uno de los últimos Fantasmas en el Parque tejió una existencia plena, amó y fue amada, inventó hasta lo impensable y se burló de toda forma de poder no legítima, la envolvió la pasión y la soledad de sí misma, la melancolía de Buenos Aires cuando llueve y las veredas azules y lilas de los jacarandas.
Feliz cumpleaños María Elena Walsh, nos gustaría que sonrías y pidas deseos, los necesitamos. Te fuiste en enero del 2011 para nacer cada 1º de febrero, como si tomaras una siesta tranquila, o viajaras como siempre para hacer tuyo el mundo. Los argentinos te saludamos con canciones, te abrazamos con cuentos y te agradecemos todas tus lunas y soles y tus naranjas frescas.
Chiqui González
Enero de 2021.