Seleccionar página

Recetario para acercar los chicos al arte

Para hacer un buen diagnóstico el pediatra especialista en “El Tratamiento innovador niños hacia el arte”, deberá preguntar a la mamá o al papá en la primera entrevista:

1 – ¿Su hijo/a juega no sólo con los juguetes que usted le compra, sino además abre cajones, combina cucharas con destornilladores, botones con el collar de perlas de la abuela, y en un momento insólito quiere la máquina de picar verduras y pone a los vegetales en serie que no son ni por nombre, forma, gusto ni color, y usted no entiende para nada la lógica de esa secuencia?

2 – ¿Su hijo/a se queda quieto mirando fijamente una rama que se mueve con el viento y le pone nombre o la llama monstruo, o le dice   El Miedo y al rato dice rama como si pasara de un mundo a otro sin avisarle?

3 – ¿Su hijo/a escucha por primera vez el adagio de Carmen de Bizet o Let it be de Los Beatles, el primero en una película de animación y el segundo porque usted sigue siendo beatlemaníaco y se queda absorto, cambia el tono muscular y todo él/ella se mete en la música como en un laberinto solemne y extraordinario?

4 – ¿Su hijo/a mira a la mamá y usted no lo sabe, pero está embobado no sólo con ella sino porque ella lleva un saquito rojo y una bufanda fucsia, dos colores tan cerca y tan lejos y él/ella la sigue por el pasillo, queriendo quedarse con ambos tonos en las manos?

5 – ¿Su hijo/a mide con los brazos la distancia que lo separa de la luna y pone una silla para alcanzarla porque desde esa posición está exactamente a la misma altura?

6 – ¿Su hijo/a se enamora de las palabras por el modo como suenan y dice muchas veces cristal, vaca con mucha “v” corta o hamaca como oscilando en péndulo entre las “a”, sin tener la menor idea de lo que significan los vocablos?

7 – ¿Su hijo/a no teme ponerse dos zapatos diferentes o andar descalzo de un solo pie porque hace rato que hasta la media perdió?

8 – ¿Su hijo/a dibuja con lo que encuentra en el papel, la arena, y si lo dejan en el agua también?

9 – ¿Su hijo/a mira fijo en un restaurante a una nena o nene flagrantemente desconocidos y se les acerca para coleccionar los ravioles del piso y combinarlos con las baldosas, mientras intenta tocarle el pelo a una bebé que anda en su cochecito?

Al final de este tedioso cuestionario el pediatra no artero sino artistero dirá con saber médico omnipotente: “bueno… papá, mamá, este nene / nena están sanos, porque viven en todos los mundos donde nace el arte”.

A continuación escribe la receta a favor del pacientito/a que de verdad es paciente de tanto aguantar que lo entiendan poquito y a veces nada.

La receta dice:

1 – Una dieta de juego permanente, (no confundir juego con jugo) sin interrumpir la mescolanza de los mismos, no prescribir reglas ni constantes en la cantidad de ingestas lúdicas diarias.

2 – Cuando alguna maestra le diga a su hijo: “todos los cielos son celestes” haga uso inmediato del antídoto contra picaduras peligrosas: muéstrele los cielos de Antonio Berni, o los de Xul Solar, y acérquele las ceritas y los lápices de colores. Y si usted es de enfoque científico, muéstrele las tardes de cielos rojos, amenazantes grises de tormenta, lilas románticos o lo que se le ocurra. Ahora bien, el antídoto para padres bien osados es mostrarle los soles en la noche de Van Gogh y asegurarle que puede haber soles en las noches de nuestras vidas y en las visiones de los artistas.

3 – Prescripción homeopática. Suminístrele a su hijo/a azafrán, ají molido, mostaza y café instantáneo para que realicen con ellos sus mejores composiciones plásticas.

El pediatra artistero que jamás receta sin un buen aluvión de estudios tomará otra dirección y prescribirá: a) una radiografía de la tierra, otra de la heladera y si fuera posible una de la constelación de la osa mayor para descubrir que hay adentro de las misteriosas cosas. b) de enorme importancia el diagnóstico por imágenes, porque es con la imaginación, la forma en que el niño/a se acerca al arte, selecciona, combina, inventa y crea. La importancia de las imágenes y la sensorialidad es capital. c) tomografía computada de una sinfonía de Beethoven, el bandoneón de Troilo, el pibe de Chaplin y Manuelita de la Walsh. d) electrocardiograma de resistencia del niño/a justo cuando le regalan una caja de 148 lápices de colores, una máquina de fotos buena y suya, un reloj de verdad y una computadora con todos los programas de diseño que combinan música e imágenes.

Es posible que este tipo de médico mande a su hijo al traumatólogo en una interconsulta porque el chico/a no puede parar de moverse, disfrazarse, andar por los aires y moverse con mucho donaire.

Cualquier pediatra artistero tiene prohibido por ética de médico pro arte en la vida y en las cosas, indicar antifebriles frente a enormes castillos de arena derrumbados por las olas, miedos nocturnos convertidos en manchones negros y por supuesto amores rigurosamente secretos por la imagen pop la Marilyn de Andy Warhol. Ni siquiera prescribirá aspirinas ni paracetamol cuando la criatura quiera dejar los pañales en la pelela de Mafalda ni se ponga a hablar como Mendieta y confunda a Inodoro Pereyra con el sanitario de su casa.

Vacunas: los padres del niño hacia el arte, deberán vacunarlos contra los siguientes virus y enfermedades.

  1. la copia y la repetición de todo lo que está de moda.
  2. el extraño virus llamado “está loco, desequilibrado” por ver lo que los adultos no pueden ver.
  3. la enfermedad del estereotipo y de la escuela aburrida.
  4. el síndrome de “sos demasiado imaginativo”.
  5. el veneno de “los hombres no bailan, las mujeres no pueden con el mármol, son débiles, no sirven para escultoras”.
  6. la pandemia “el arte no te sirve para vivir, estudia algo útil”.
  7. la infección “los artistas son raros, bohemios, enamoradizos y no saben convivir con los shoppings.
  8. la enfermedad del sueño “curate de soñar, sé realista”.
  9. la enfermedad del miedo “no digas lo que pensas, y menos lo que sentís, es peligroso, los desconocidos son peligrosos”.
  10. la enfermedad del casting “hace cola en los estadios, te van a descubrir y vas a ser artista por un día”.
  11. la enfermedad del museo antiguo “no toques, preguntá para que te expliquen todo, no mires, lo genios son pocos y vos no sos un genio”.
  12. la enfermedad del tiempo “usa bien tu tiempo, invertilo, no lo pierdas, no lo malgastes. Poné el tiempo a plazo fijo, cambialo a euros y sacá ganancias”.

Así, el pediatra artistero abrazó al nene/a paciente muy paciente, le regaló antes de despedirse un cuento de Graciela Montes y “La Mariposa en el Aire”, poemas de García Lorca, abrazó luego a los padres, que venimos a ser nosotros, y mirándonos a los ojos nos dijo: ¿y por casa, como andamos? ¿ustedes son felices, están bien vacunados?

Santa Fe, Julio de 2009

Chiqui González