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XIV Congreso Ciudades Educadoras / Rosario 2016

XIV Congreso Ciudades Educadoras – Rosario 2016

Mesa «Hacia una pedagogía de los espacios públicos»

 

Hola buenos días lluviosos de Rosario, al lado del río, agua sobre agua en Rosario.

Agradezco muchísimo a la ciudad de Rosario, a su intendenta, a todos los organizadores, a toda la red de ciudades educativas, a todos ustedes, y especialmente agradezco a alguien que me ha regalado un broche que tenía mi madre y que tiene rosas cuyo perfume siento, se llama Silvina. A otra persona que fue mi bebé en Brasil cuando la acuné y a mi traductora que está desesperada por la forma en que hablo. Que quiere que hable despacio y yo quiero que en media hora entre todo, todo! Gracias a mi traductora.

Empiezo con los poetas que me ayudan a perder el miedo, y van a ser los últimos de los que hable porque el espacio público es un enorme movimiento poético de lucha y de avance.

Dice Alejandra Pizarnik, poeta argentina. La palabra que sana: “…esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio, luego se dará cuenta que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo, por eso cada palabra dice lo que dice (diccionario, a veces escuela) y además más y otra cosa”.

Algunos nos enseñan sólo lo que dicen las palabras, otros nos enseñan que dicen más y ocultan mucho, y otros nos dicen que detrás de los discursos retóricos está la codicia y está el reparto de los bienes del mundo, están los que se quedan con la parte del pobre.

Yo siempre hago un juego que es más fácil que la ponencia, yo leyendo eso ya podría dejar de lado la ponencia y dejarlos tranquilos. Yo juego con las palabras y en las palabras, lo dirían Benveniste, Saussure,  no tienen ninguna correspondencia la fonética de la palabra con su sentido, o sea que esto es un juego, pero a mí me gusta jugar con los juegos, y me parece que tenemos hablar poéticamente y también participando y jugando con imágenes.

Si ustedes ven la palabra ciudad, contiene con “c” la palabra calle, la palabra cielo, la palabra camino, la palabra club, la palabra colegio, la palabra centro de salud, la palabra centro cultural, la palabra ciudadanía, la palabra compromiso, la palabra cariño, la palabra corazón, la palabra creatividad, la palabra convivencia, la palabra Cultura. Y para la palabra Cultura, grávenselo bien, estamos frente a una renovación, una transformación… y yo lo voy a decir sin miedo… a una revolución cultural mundial, con enormes inequidades, pero es una enorme revolución cultural mundial… por lo tanto la Ciudad Educadora debe contemplar la relación entre educación y cultura y hacer de ellos dos manos unidas para que seamos más felices.

También es con “c” comunidad, comuna, compartir, ciudadanía, consenso, colectivo, colectividad, colaboración, cooperación, cruel, cinismo, clanes, cosas, carnaval, carnicería, curtiembre, camarada, compañero, ciudadano, compatriota, crisis, carencia, conocimiento, construcción común, común, citas, citar, convocatoria, coherencia, cumplir, crítica, cuestión social, cuna, canción, contabilidad, contracturado, cretino, corrupto, chapa, cursilería, comprar, cliente, clientelismo, consumismo, cosecha, crecimiento, crédito, consejo, cámaras, convicción, cómico, conducta, corporaciones, convivir, compartir, campo, capacitación, circulación…. CULTURA

El espacio público es un lugar para “aparecer” ante los ojos de los otros, ya no te dice la familia “vos sos el malo, el bueno, la oveja negra, él que nunca pudiste, el ladrón”; ya no te dice el Estado “vos sos un joven vulnerable, o una mujer muerta, o una mujer con un botón de pánico”. Ya no te dice nadie nada en el espacio público, ya no te indican cuál es tu vida y cuál es tu otro nombre. El espacio público es para “aparecer” justo… (lo dijo un niño!) para aparecer justo en el país de los desaparecidos.

Lo voy a repetir… un niño de 8 años me dijo en un Congreso de Niños: “y bueno, la imaginación es aparecer” y el del lado dijo “justo en el país de los desaparecidos”. Y me hicieron anotar todo junto: “aparecer en el país de los desaparecidos”. Que aparezcan los movimientos sociales, que aparezcan las mujeres, que aparezcan los niños, que aparezcan los jóvenes mexicanos muertos, y que aparezcan los que se quedaron en el camino, que aparezcan los que destituyen gobernantes, que aparezcan los que se quedaron con el dinero, que aparezcan los que nunca tuvieron nombre, que aparezcan los abandonados, los abusados, que aparezcan los viejos y los pobres, que aparezca la fuerza renovadora enorme de las mujeres, que aparezca el mundo, que aparezcan las ideas, que aparezca la sensibilidad, que aparezca el afecto, que aparezca la imaginación, que aparezca el concepto, todas son hermanas…. Que aparezcan las percepciones, y que aparezca la CULTURA, y que podamos vivir mejor.

También el espacio público es el lugar donde “rebelarse” con “b”, no quiero, me rebelo, si fuera posible pacíficamente pero no puedo garantizarlo en la historia de la humanidad, soy de los años setenta muchachos… Rebelarse y decir no, es inaceptable, lo de arriba es inaceptable.

Y “revelarse” con “v”: me pongo ante tus ojos tomando mate en la costanera, soy un parroquiano, un vecino que está al lado de tu mesa en el bar y como estas sola yo me pongo a hablar del tiempo y de mis hijos.

Aparecer ante los otros y rebelarse ante los que no nos dejan vivir.

El espacio público es… lo dice un nene de 6 años (lo pusimos en todos los carteles): “cuidemos lo público porque para algunos es lo único”. Yo le diría que no es lo único, que los que tienen el espacio público también tienen nombre, también van muchos a la primaria, también jugaron con palitos, con juguetes sacados de la basura, con juguetes que les cosieron sus madres, también tomaron café con leche y pan, y comieron comidas ricas en algún lugar, también abrieron puertas de taxis, limpiaron vidrios, pero también supieron de alguna palabra maravillosa. Cuando hicimos una encuesta entre los niños más pobres de esta ciudad contestaron 125.000 niños cuales eran las palabras más hermosas de la lengua castellana, esos niños de 2 a 5 no dijeron “hambre” como primera palabra, la primera palabra más hermosa era “sol”, la segunda palabra más hermosa era “mariposa” (como la de Juanito Laguna), la tercera más hermosa era “bicicleta” y luego se dedicaron a los verbos, cuando los de 6 en adelante no pusieron ni un solo verbo. Dijeron “saltar”, “jugar”, “amar”, “comer”, tienen el verbo en el cuerpo, están recién nacidos habitando este mundo con el verbo en el cuerpo. Los movimientos sociales recuperaron de los niños el verbo en el cuerpo, recuperaron de la política el verbo en el cuerpo. Los jóvenes están haciendo, como decía Adriana Maffia, la posta de ese movimiento.

Lo que se ha roto es el “entre”…

Porque nos enseñaron que: “En un lejano reino”… espacio, “En algún tiempo… “, tiempo, “un príncipe y una princesa”, personajes, personas, “se peleaban porque ella le faltaba toda la noche el par de zapatos”, conflicto, problema… A nadie se le ocurrió de nuestros maestros del cincuenta al menos, que entre ella y yo tenía algo que ver, que entre mi papá y yo teníamos algo que ver, que entre mi compañero y yo, entre un desconocido y yo teníamos algo que ver, que entre un niño y yo teníamos algo que ver, y que entre la lluvia y yo, entre el barro teníamos que ver, y entre el mantel de hule de la casa y yo teníamos algo que ver, entre la palabra y yo teníamos que ver. Entre los poetas que leímos, los dioses en los que creímos, los juegos que jugamos, los seres que perdimos, los que vamos a llorar a los cementerios o ya no lloramos, los nuevos que vienen, los que queremos trascender en otros, lo que queremos dejarle al barrio… como decía mi viejo: “yo no hice nada, lo que hice fue en la vecinal lograr que le pusieran el alumbrado público a nuestra cuadra. Yo lo único que dejé es el alumbrado público en tres cuadras del Saladillo”. Y yo lo amo por ese alumbrado, porque si no que es actuar en la vida si no es dejar algo al otro, dejar algo en el paisaje, dejar algo en el corazón, agregarle algo al mundo, o sacarle algo horrible al mundo. La acción política no se nombra más porque es Marxista, no la podes poner, la palabra Revolución no la podes usar,  todo es sustentable y satisfactorio, no podes decir maravilloso, revolución, ni podes decir nada… y todas esas son palabras nuestras que también necesitamos no ejercer, recuperar, transformar.

El espacio público es “patrimonio”, pero el patrimonio no es el del código civil, no es lo que le vamos a heredar a los hijos, algunos no heredan nada, o heredan deudas, o heredan una casilla, con un montón de chapa, no heredan nada, o falta de trabajo. Es todo lo que tenemos en la vida, el padre, la madre, la chapa, el trabajo, el amigo, es lo que llevamos en la valija de nuestro viaje, son los sueños, y las ideas, ese es nuestro patrimonio. Son las palabras, son las imágenes, son las formas de comunicarnos, son las formas de hacer el amor, eso es el patrimonio. Y ese patrimonio se transmite en la escuela, y se transmite en todos los espacios públicos, y le llamo espacio público a los gubernamentales y a todas las ONGs, al tercer sector y a los movimientos sociales que se han dedicado a la comunidad, esos son públicos, son de todos, han abierto, abierto… abierto… Y después viene la época del neoliberalismo a cerrar, a cerrar… a cerrar.

La calle está abierta todavía… y todavía es nuestra. El río es nuestro, y acá… ¿cómo se hizo una Ciudad Educadora? Dando vuelta una ciudad que no miraba al río y dejando toda la ribera pública. Si le dejas el río público a la gente, la gente cambió la cabeza. Si la dejas pescar en cualquier lado, la gente cambió la cabeza.

El espacio público es memoria, el espacio público es norma legal, es medio ambiente, es territorio de aprendizajes, es territorio de encuentros, de comunicación, de amor. El espacio público es lugar de lucha y también es lugar de violencias injustas, de sangre derramada. El espacio público es lugar de picnics, de comidas, de reunión, de ritos de la comensalidad. El espacio público es un gran educador. Pero yo les pregunto: ¿Vamos a hacer una pedagogía del espacio público o el espacio público nos tiene enseñados?

Una vez escribí hace 20 años un artículo que nadie lo leyó, sin pena ni gloria, diciendo que la ciudad nos enseñó desde el primer plato de sopa, desde la primera pared que tocamos, desde la primera  ventana que miramos, de la hojita seca. Venimos enseñados como el lenguaje por la ciudad, por eso los que hacemos políticas públicas tenemos que recordar que no inventamos la pólvora, que hay que volver a repartir los saberes, que la ciudad está dispuesta a enseñar porque  ya nos enseñó desde que nace un niño. Nos enseñó desde la panza con la música, con la palabra de las madres.

El espacio público es todo eso y al romper el entre… lo que fue el cristianismo para algunos, lo que fue la política para el setenta, para otros, ¿dónde está? En los movimientos sociales. ¿Dónde está el que une, el que junta los entres, el que teje, el que emparcha, el que va con el corazón y lo remienda? El que pone el corazón como en la Isla de los Inventos, como si fuera una goma y le pone un parche a la chifladura para seguir jugando, para seguir jugando a vivir, que es un juego, un juego creativo impresionante. La lucha también es un juego, un juego enormemente creativo.

Y entonces, si la ciudad nos tiene enseñados y nosotros tenemos que de alguna manera ver como extendemos la escuela… yo digo extender la Cultura a toda la ciudad, y de toda la ciudad a la escuela. Lo que no quiero es más materias separadas, no quiero el triunfo de la razón, no quiero que el contenido sea más importante que la forma, no quiero que la mente se separe del cuerpo, no quiero que los chicos sean objeto de abuso, objetos de educación, objetos de cuidado, objetos de abandono, objetos de violación. Quiero que sean sujetos, que tengan palabra, y que sean ciudadanos, así de simple.

¿Cuáles son los retos para esta pedagogía urbana que es esencialmente cultural educativa? Porque quiero explicarles esto, el que se desembaraza de la idea de que la Cultura es el Arte, es una parte el Arte… que como se conservó, las dejaban a un lado, eran unas materias menores, entonces conservó algunos métodos de creatividad que muchas veces nos enseñan, pero atención, el que se desembaraza de esa idea quiere el Arte de Vivir. El Arte de Vivir es el derecho a la belleza.

Un gran arquitecto colombiano, impresionante, Forero, primero se peleó porque le dije: “no me saques el techo y me pongas policarbonato en la Isla de los Inventos, nos vamos a azar. Yo quiero el derecho a la belleza, yo quiero el derecho a la penumbra para besarme con alguien, yo no quiero el plató televisivo, yo no quiero que todo se vea, yo quiero el claro oscuro aunque haya inseguridad, hasta para pensar tiene que haber claros oscuros”. Y él me dijo, ¿Vos sos arquitecta? Y yo me fui llorando… y Forero me seguía por toda la estación diciendo “Niña, que lo que has dicho es maravilloso! El derecho a la penumbra… te llevaría Corbusier a una conferencia, con sus ventanas llenas de vitraux y con las luces pequeñas que entraban”.

El espacio debe ser diseñado sin feudos. Ya lo están haciendo, con tajos que comuniquen centros, barrios, y que haya centralidades por todos lados, y que hagamos como en Rosario la Biblioteca más importante en un barrio, que tengamos que ir a estudiar guión a otro barrio, hacer centralidades diferentes, y que ese planeamiento urbano cree una multiplicidad enorme, y una belleza enorme.

El primer reto que tenemos es crear identidades, es pasar la posta y crear identidades. Esa ingrata sensación de vacío eterno, de que a las doce de la mañana no sabemos quiénes somos, y es darle reconocimiento a cada uno. Como decía John Lennon: que alguno sea lo que sea, un alguien con minúscula, no se necesita ser un alguien con mayúscula para no ser nadie. Hay que salir del mundo de los “nadies”, hay que agarrar a los jóvenes y darles un nombre, hay que entender sus expresiones. Los jóvenes se están vengando, están haciendo sus propias redes, están combatiendo el derecho a la propiedad intelectual, están haciendo redes de cooperación… la estupidez también, pero prefiero la estupidez a la codicia, un poco de estúpidos nos viene bien, prefiero los estúpidos a los crueles. Mi madre decía, el nene mío es un cruel inteligente y no un estúpido… y eso en política se ve muy bien.

Entonces… insuflar, crear ámbitos, espacios, como Italo Calvino en las Ciudades Invisibles, espacios que creen convivencias de todo tipo, espacios donde haya música, artesanos, donde se hagan empanadas, donde cada uno tenga su nombre, donde los aficionados canten, donde vayan a coro, no sólo artístico… donde uno arregle sillas de ruedas y el otro cree un mecanismo 3D para ver si se atasca la boca calle cuando llueve, como están haciendo los jóvenes, están haciendo un mapa para ver las mejores bici sendas de la ciudad de Buenos Aires, y tuvieron que cambiar todas las bici sendas porque el mapa era mucho mejor porque eran tipo ciclistas que sabían dónde había que dejar las bici sendas.

El mundo digital es un mundo… como el mundo, un mundo completamente lleno de pornografía, de abuso infantil, de dinero, pero también es un mundo horizontal, de transversalidad, donde te saltean, donde se movilizan solos, donde fueron capaces de cambiar la jerarquía de Madrid… señores cambiaron la jerarquía de Madrid, y la cambiaron porque empezaron acampando en la plaza, y terminaron buscando una mujer de los años setenta que se animó, ¿sí o no?

Poner al ciudadano como protagonista de todo, de aprendizajes, de saberes, de amores, de bailes, de cuerpos en flor, y crearle momentos de felicidad en medio de momentos terribles, es crearle momentos de relajación… como dijo una señora sin zapatos al entrar al Jardín de los Niños: “yo acá señora me siento más buena”, yo dije ¿por qué más buena? Y mi interpretación fue que se sintió más buena porque era público, porque no pagaba nada, y porque era todo bello, y ella confundió… no confundió porque los griegos no lo confundirían, la bondad con la belleza, la accesibilidad con la bondad, con la nobleza.

Otro desafío que tenemos es que si hay multiplicidad cultural, hay multiplicidad edilicia, hay multiplicidad étnica, hay multiplicidad de lenguajes, hay lenguajes que no son artísticos, científicos, lenguajes de la palabra, el del sonido, el de los objetos, que no son los lenguajes de la plástica, ni de la música, son lenguajes de nuestra vida, hacer de nuestra vida un arte de vivir, saber cómo poner la emoción en los lugares correctos,  no dejar que la imaginación sea la sirvienta del concepto. Si no tenés una imagen de la libertad, no sabes lo que es la libertad. Las imágenes dominan nuestro interior y ahora nuestro exterior, hay que saberse llevar por las imágenes que son las grandes síntesis que aprendimos en la cuna. Hay que crear multiplicidad de lenguajes, multiplicidad de formatos, multiplicidad de diseños, multiplicidad de espacios, multiplicidad de climas, multiplicidad de ámbitos donde se vivan multiplicidad de climas de exaltación en el fútbol, climas de paz, climas de poesía, hay que generar retos a esa pedagogía. Hay que hacer pasar a generaciones que están en la era Gutenberg, a la era digital. Sin embargo ando dando por el mundo charlas sobre la era digital, ustedes dirán una cínica, mentirosa… pero aprendí una cosa, la sociología, filosofía de la era digital. La filosofía nos ayuda a cualquier cosa, con la filosofía lo entendemos. Entonces… de la era Gutenberg ¿no hay nada que destacar? Si señores, la desimbolización de la era digital. La era digital necesita representaciones, necesita nuevos símbolos, necesita nuevas ideas, necesita muchísima imaginación, se necesita muchísima creatividad para sobrevivir, para ver qué hacemos con los recursos naturales y con el planeta, y la era Gutenberg nos enseñaba a simbolizar y la era digital muchas veces, con los medios, nos enseñan a pulverizar el sentido, y a crear un enorme vacío.

Tenemos muchos retos de entender los imaginarios de los jóvenes, y de entender que una ciudad no es lo físico, una ciudad es lo físico, lo simbólico, y lo imaginario, lo que creemos que es nuestro barrio, lo que creemos que somos y que es nuestra casa, lo que queremos que sea nuestra casa, lo que queremos ser, es lo que inventamos, es lo que mentimos, es lo que nos inventamos para sobrevivir. Una ciudad es una gran ficción basada por un espacio físico, y el espacio físico es el más grande amigo del hombre para expresarse y para crear, por eso han sobrevivido las generaciones.

Para terminar, quiero contarles un cuento (adaptado), de un autor para niños que se llama Michael Ende que hizo La Historia Sin Fin. Él dice que en un camino iba una señora en un auto de alta gama negro, con cortinas negras, con un chofer vestido de negro, y ella vestida de negro atrás en una colina y ve venir un circo raro, enorme, con elefantes, con jóvenes con gente que protestaba por alimentos, por gente que pedía trabajo, pero donde había color, telas, jóvenes, niños, subidos a elefantes y a jirafas, y a perros y a gatos, y que ella dice ¿qué es eso? Iban por el campo traviesa, no por la ruta, y ella le dice al chofer “pare”, y él dice:”señora, ¿va a parar a ver a todos esos pobres, desaparrados?” y ella dice “si”  y baja. Y cuando pasa la muchacha vestida de tul arriba del camelllo gritando “Ni una menos” ella le pregunta “¿qué hacen aquí?” Y la muchacha dice: “andamos por el mundo, somos los movimientos que andamos por el mundo, los viejos, los niños, los jóvenes, las mujeres, los adultos de buen corazón, los políticos que no roban… andamos por el mundo tratando de encontrar las palabras para refundar esta humanidad tan deteriorada”. Y la señora se sube y le dice al chofer “suba la colina”, se va a la colina y ve que en el tránsito que van haciendo están escribiendo las palabras, y le dice al chofer: “yo me quedaría con ellos porque soy vieja, pero alguien tiene que contar eso”, el que no encuentra las palabras que sepa que las está escribiendo con sus pasos, que las está escribiendo con su unión, que las está escribiendo con su rebelión, y que las está escribiendo con su derecho enorme a la igual, a la identidad y a la belleza.

 

Es volver a nacer, están las formas del canto y del relato, están las formas de las texturas y de las percepciones, las percepciones olvidadas, la capacidad de ser protegidos íntegramente por los otros, tenemos que dejar que los otros sean libres y autónomos pero también protegerlos, esa es la tarea del amor, también decirles que valen algo y que son parte de nuestro corazón.

 

Desgrabación Mesa «Hacia una pedagogía de los espacios públicos»

4 junio –  CEC

 

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Publicado el

30 junio, 2017