En la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, a finales de un otoño imperdonable de 2020, el área de las Infancias del Centro Cultural Kirchner propone, declara y ofrece a la comunidad de los argentinos y visitantes, los siguientes acuerdos para hacer del centro cultural un lugar amable, mágico y cargado de afecto:
1. Poner en movimiento políticas públicas para las infancias desde una mirada cultural integradora, multicultural, respetuosa de las diferencias, basada en el derecho que tienen los chicos y chicas a la belleza, al juego, la participación plena y la transformación y desarrollo humano de sus propias vidas. Estas políticas, no pueden enunciarse como políticas para las infancias sino con las infancias para todos.
2. Sostener un respeto inclaudicable y compromiso con el espacio público que es la clave de la territorialidad del Centro Cultural Kirchner. Garantizar la espacialización y temporización de sus programas, campañas y eventos, en el centro cultural, en los entornos y paisajes de ciudadanía en los cuales está instalado y donde viven, laten y crecen producciones y saberes como acción y gestión cultural y artística.
3. Propiciar un modelo de apropiación de centro cultural abierto que promueva el juego, la imaginación, la experimentación y piense al cuerpo de las niñas y los niños en todas sus dimensiones (sensaciones, percepciones, afectos, imaginarios y conceptos) haciendo de la complejidad una verdadera aventura.
4. La educación a través de la cultura y el arte es un objetivo importante del Centro Cultural Kirchner, por lo tanto no se ofrecerán propuestas binarias de oposición cuerpo-mente, forma-contenido, teoría-práctica, sujeto-objeto, ni se separarán las llamadas operaciones cognitivas de las creativas. Tampoco se opondrán arte y ciencia, naturaleza y cultura. Lo dicho nos aleja del modelo escolar y el sistema académico o al menos lo complementa desde una perspectiva de usina, fábrica, obrador de cultura.
5. Buscar el “entre”: entre chicos y grandes, entre colectivos diversos en lo social y cultural, entre distintas experiencias en la multiplicidad de lenguajes, medios y soportes, desde el viaje común de crecer en lo diferente. No crear un género chico para chicos/as sino demostrar respeto por la historia, el patrimonio y a la vez, poner en escena ante las infancias, tanto vanguardias y tendencias como imaginarios sociales que las hagan inteligibles, con capacidad para crear lazos de encuentro, trama de emociones y sistemas de creación.
6. Creemos en el cuerpo en juego. Las niñas y los niños son cuerpos que piensan en movimiento, habitan el mundo y descubren sus identidades múltiples desde la acción. Esta necesidad se vuelve imprescindible a la hora de descubrir la transformación en todos los procesos de la vida. Las materialidades se vuelven necesarias y el objeto es mediador de aprendizajes significativos.
7. Disponer los espacios para un tiempo que cree climas, encuentros entre pares, asombro e imágenes internas. Las niñas y los niños tienen otra percepción del tiempo que no es la secuencia de nuestros sistemas de medición. La mirada permanente sobre el tiempo, el espacio, los cuerpos, los objetos y la acción, tiene en cuenta una infancia que deja de ser solitaria para ser abrazada intensamente.
8. Las chicas y los chicos son sujetos de derecho y por lo tanto deben ser parte del sistema democrático y de la planificación de las ciudades. Devolver, entonces, las palabras a los niños y las niñas,creando espacios de consulta y construcción común como verdadera planificación social y política acompañando los proyectos que propongan las infancias para su ciudad y para el Centro Cultural Kirchner.
9. Garantizar la accesibilidad en todas sus formas, y promover un sistema de valores rico en equidad, justicia y solidaridad como alternativa al puro mercado y a la desigualdad. Para todos, es precisamentepara todos y este paradigma nos lleva a proponer espacios de solidaridad e intercambio que protagonicen las infancias, aprendiendo organización y conociendo la belleza del ser con otros, descartando el estereotipo de dador-beneficiario.
10. Es hora de reinventar el mundo simbólico. Ofrecer actos y espacios basados en sistemas de representación y simbolización que no sólo alimenten el pensamiento mágico infantil, sino les permita circular por otras lógicas que están más cerca de ellos, sin olvidar la lógica formal y sus modos de desplazamientos y rupturas. En un mundo de literalidades es hora de crear el derecho a la metáfora, la metonimia, la poesía y la multiplicidad de lenguajes, liberando a las infancias del estereotipo hacia un verdadero espacio de libertad y sentido.
11. El juego y la construcción estarán mediados por multiplicidad de lenguajes, técnicas y procedimientos. Esta preparación es un laboratorio de experiencias y un viaje de la imaginación sin límites, por lo cual los lenguajes deben ser investigados por las infancias y no sólo ofrecidos como simple espectador. Cada niño o niña que visite el Centro Cultural Kirchner será protagonista y se llevará un momento intenso, una emoción, un contacto con la belleza que construya con palabras, corporalidades, objetos y distintas tecnologías.
12. Tiene carácter de compromiso la oferta imaginativa y saludable para la primera infancia y para la mujer desde el embarazo hasta su etapa de apego con sus bebés. Esta perspectiva debe ponerse de manifiesto en los espacios, equipamientos y formas de atención del personal del Centro Cultural.
13. Creemos en la distribución social del afecto y en una poética para vivir juntos. Estas ideas son pilares de este manifiesto para pensar a las infancias como una forma de habitar este mundo y en ningún caso, sujetos que se preparan para ser adultos. El amor y la belleza son fuerzas poderosas para crear políticas públicas culturales innovadoras y populares.